
Por Adrian Berrozpe (*)
El plan que busca doblegar a los laburantes está en marcha. Más de 150 mil despidos y suspensiones sin goce de sueldo, las fábricas Quilmes, Alpargatas y Honda amenazando que se llevan su producción del país. Caída de un 35% de la producción nacional debido a la apertura de las importaciones.
La clase trabajadora y el Movimiento obrero, se vieron violentados por las declaraciones de los diferentes ministros: retratando a los laburantes de “ñoquis”, que los aumentos abismales de los servicios equivalen al pago de “dos pizzas” y que «si les parece caro que no llenen el tanque”.
Además de las represiones a varios sectores y de la burla hacia las estructuras sindicales al tratar de domesticarla poniéndoles techos a las paritarias, generando fragmentación de las mismas o buscando minimizar sus medidas de fuerza (como lo hizo el procesado Federico Sturzzeneguer al hablar del sindicato bancario como «una murga de barrio» cuando empezaba el acampe por los despidos del Banco Central). También ignorando sus manfiestaciones, como la inocultable y multitudinaria concentración de más de 350.000 trabajadores el 29 de abril.
La sociedad toda se ve atravesada por las subas indiscriminadas de los servicios y del transporte, que pasan a ser vistos desde el estado como objetos de consumos y no como derechos sociales.
Se ve bastardeada la educación pública con la concepción “meritocrática” de la educación para pocos, para aquellos que puedan sostenerlas “por sus propios medios”.
Entonces mi pregunta es ¿que estamos esperando?
Cuando además sufrimos la persecución de los dirigentes sindicales y sociales, cuando se golpea a los sectores que se organizan contra un nuevo genocidio social económico en nuestro país, que promete retrotraernos al abismo de 2001.
Es por eso urgente, no sólo rearticular un frente nacional y popular, sino también definir propuestas claras y concretas para superar lo que ya es una emergencia nacional.
¿Cuales son nuestras propuestas?
¿Lanzar un “frente ciudadano” para ver como completamos las listas en dos años? Y en ese caso ¿quien tiene el mango de la lapicera?, ¿seguiremos buscando el remanso de esquivarle el bulto a la discusión cargando las decisiones en nuestros “jefes políticos”?. O plantearemos la construcción de cuadros populares, de estructuras con gran poder de autocritica y acción en el plano social-político-sindical, que avance fuerte hacia una constituyente, hacia una independencia cultural y que desde la base discuta poder real.
En este sentido ¿qué actores están plantándose a la CEOcracia?
Hoy vemos el nacimiento de varias corrientes sindicales, entre ellas la que viene con más empuje es la de la Corriente Sindical Federal, que con sus variantes en cada territorio, viene llevando a cabo la unidad en acción, fomentando la tan necesaria solidaridad entre los trabajadores y posicionándose como un actor de peso especifico propio, planteando un acuerdo programático pero con discusión de base, entendiendo de que «los Trabajadores Somos la Patria».
(*) Periodista de Radio Gráfica