Por Héctor Amichetti *
En la década del ´70 los peronistas sentiamos gran simpatía por la revolución iniciada en Libia por el Coronel Muammar Ghadafi.
Algunos leiamos con entusiasmo «El Libro Verde» que orientaba aquella revolución y el planteo de que «La Solución del Problema de la Democracia era El Poder del Pueblo».
En noviembre del ’72 Perón retornó por unos días al país y en uno de sus mensajes nos dijo que el sistema demo-liberal capitalista y burgués asentado sobre las espaldas y el sacrificio de los pueblos debía ser sustituido por un sistema de Democracia Social, en el cual el pueblo tenía que ser soberano y artífice de su propio destino.
Han transcurrido más de 40 años de estas expresiones, y con la votación de hoy en el Congreso de la Nación he vuelto a comprobar dolorosamente cuan lejos estamos del lúcido planteo de aquellos dos enormes patriotas nacionalistas y revolucionarios del mundo.
Luego de 20 horas de discurso, el voto afirmativo de 165 diputados de la nación resolvió, en representación de más de 40 millones de argentinos, acatar las condiciones impuestas por los usureros internacionales, cumplir con la directiva de un juez de los Estados Unidos que ordenó derogar dos leyes soberanas y volver a endeudar al país encaminándolo nuevamente por el incierto sendero de la humillante dependencia.
Desmenuzando ese bloque de votos afirmativos, compruebo que los diputados del Frente Renovador que lo componen, no aclararon durante la campaña a quienes los respaldaban para ocupar esa banca, que en el tema de la deuda externa aceptarían incondicionalmente las condiciones que imponían los fondos buitres, tampoco que estaban dispuestos a que el país volviera a endeudarse pidiéndole a los bancos extranjeros un préstamo de 12.000 millones de dólares. Si lo hubieran dicho, tal vez unos cuantos no los hubieran votado.
Más indignante aún, los que llegaron al Parlamento por el voto del Frente para la Victoria y hoy se sumaron al bloque endeudador, tenían el expreso mandato de una mitad de argentinos que apoyaron abiertamente la política de desendeudamiento llevada adelante por el anterior gobierno peronista, como así también la actitud en defensa de la soberanía asumida ante los buitres y la firme postura de no pagarles más que lo que se le pagó al otro 93% de los acreedores.
Y para completar, la incalificable conducta de un diputado que degrada hasta la escándalo los valores de la Democracia Liberal que padecemos. Se trata del legislador Darío Giustozzi, un «social cristiano» que desde los bordes del infierno y representándose a sí mismo resolvió apoyar el endeudamiento.
Aunque eso no es todo, Giustozzi sumó un voto afirmativo más, fue el del diputado Franco Caviglia, un amigo que de casualidad encontró al pasar en el 2013 cuando se mudó a las filas renovadoras y decidió entonces llevarlo al Parlamento.
Hoy, 165 diputados nacionales delinearon, en «representación» de 40 millones de ciudadanos y ciudadanas de nuestro país, el destino de varias generaciones de argentinos.
Y entonces me volvió la nostalgia del «Libro Verde» y algunos de sus contundentes y esclarecedores párrafos:
«En la democracia clásica existente, el diputado es considerado representante de todo el pueblo junto con los restantes diputados. A partir de ahí, las masas se separan definitivamente del diputado y el diputado se separa defintivamente de las masas. Por lo tanto, desde que recibe los votos, el diputado se convierte en monopolio de su soberanía y obra en su lugar y así vemos que la democracia clásica que actualmente existe en el mundo, otorga a los miembros de las Asambleas parlamentarias una veneración y una inmunidad que niega a los miembros del pueblo».
«Esto significa que las Asambleas parlamentarias se han convertido en un medio de usurpar y de monopolizar el poder del pueblo».
«Las Asambleas parlamentarias son la falsificación de la democracia».
«El pueblo no puede ser sustituido por nadie».
Esa es la cuestión mis queridos Compañeros y Compañeras.
Superando el traumático y cerrado dilema de «Dictadura o Democracia» que a fuerza de golpes de Estado nos impusieron los opresores, en algún momento habrá que discutir que clase de Democracia es la que queremos.
* Secretario General Adjunto Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Político Sindical Federal