diciembre 22, 2024

Injusticia

Injusticia

Por Emiliano Vidal*

Hace cuatro años, el historiador Enrique Mason presentó en Ediciones Fabro un libro cuyo acertado título sintetiza el trágico final de un modelo económico impuesto a sangre y fuego durante un cuarto de siglo. “Entre dos helicópteros”, refiere a la noche negra del 24 de marzo de 1976, con la detención en ese bajel aéreo de la entonces mandataria constitucional, María Martínez de Perón hacia el día caluroso y desdichado del 20 de diciembre de 2001 huida mediante por mismo aparato desde los techos de la Casa Rosada del radical Fernando de la Rúa.

El ensayista Francisco Phestana explicó que Arturo Jauretche no es considerado un científico a pesar de que sus escritos refieren a los cambios en la sociedad política y social. Cuenta, que Jaurethe consideraba que la historia no es solo pasado, sino que es lo que empezó antes y continúa hoy proyectando hacia el futuro. Sucede que el creador de FORJA planteaba mirar el ayer desde sus resultados que son los correspondientes al presente que toca transitar. Una especie de lograr una continuidad de lo anterior. Hablaba de interpretar a los pueblos como eslabones de una cadena. De los hijos a los nietos sociales.

En el axioma jauretchiano, se refiere a la historia como política del pasado y a la política como historia del presente, dejando de lado la idea académica que habla de la neutralidad del historiador. La subjetividad reemplaza a la objetividad cuando se escudriña en el pasado. Hurgar en el ayer no es manipularlo. Es interpretarlo. Con todos sin dejar de lado a nadie. Detentar una memoria social que oficie de escudo para evitar que hay que comenzar siempre de nuevo.

A contramano de esta línea, el flamante presidente de la Nación, Mauricio Macri siente y cree que puede cambiar la historia de porrazo. Al menos la reciente. La que transita en naves aéreas. De la escabullida de De la Rúa dejando un tendal de muertos al avión en clase turista, con vivas y aplausos de la ex Presidenta Cristina Fernández.

A días de asumir la primera magistratura, el ex jefe de Gobierno porteño optó por contrariar la historiar y cerrar el capítulo institucional que emergió de ese diciembre 2001 y del “que se vayan todos”. Macri, quiere escribir su propia historia aunque comenzó emulando los tiempos de Miguel Juarez Celman y Bartolomé Mitre, a puro decretazo. Primero, contra la Ley de Medios.

Luego, con los nombramientos en las vacancias de la Corte Suprema de Justicia, sin comprender, en el escenario de 32 años de democracia ininterrumpida. ¿Es consciente el Presidente que la mitad del país no solo no lo votó sino que está desbordado de suspicacias y prejuicios frente a su Gobierno?

Pergamino, jueces y dedos

La historia no se repite. Los hechos históricos son únicos e irrepetibles. Solo hay procesos, corrientes y tendencias de lo que es imperioso saber sobre lo que sucedió en el santoral nacional.

Sin el análisis del Congreso de la Nación, el poder republicano más democrático de todos al tener la integración de la oposición, ahora en manos del peronismo, la reciente designación por decreto del Ejecutivo macrista de dos jueces para la Corte Suprema de Justicia esta provisto de otro capricho de las clases dominantes.

La Constitución Nacional es hija de la imposición de los vencedores de Caseros y de la ciudad de Buenos Aires, tras la batalla de Pavón. La organización del Poder Judicial acompañó el Proceso de Organización Nacional que encaró Bartolomé Mitre una vez que Justo José de Urquiza abjuró y entregó la victoria federal de las provincias.

El padre de la Historia Oficial y hacedor –término que tanto encandila a Macri – del protector de estatuas y nomenclatura de calles, el centenario diario La Nación, es también Bartolomé Mitre quien con su ejército nacional, reprimiendo al Poder Judicial, cuya cabeza es la Corte. Por ejemplo, su primer presidente fue Francisco de las Carreras, quien duró apenas unos meses. Su remplazante fue el inefable Salvador María del Carril, quien ocupó ese puesto hasta 1877.

Del Carri sintetiza la hagiografía del Gran Tribunal. ¿Quién era ese abogado? El mismo que aconsejó a la “espada sin cabeza” Juan Lavalle de derrocar a Manuel Dorrego y luego fusilarlo sin juicio previo. Decía en su carta: «Ahora bien, general, prescindamos del corazón en este caso (…) Así, considere usted la suerte de Dorrego. Mire usted que este país se fatiga 18 años hace, en revoluciones, sin que una sola haya producido un escarmiento (…). En tal caso, la ley es que una revolución es un juego de azar en el que gana hasta la vida de los vencidos cuando se cree necesario disponer de ella. Haciendo la aplicación de este principio de una evidencia práctica, la cuestión me parece de fácil resolución. Si usted, general, la aborda así, a sangre fría, la decide; si no, yo habré importunado a usted; habré escrito inútilmente, y lo que es más sensible, habrá usted perdido la ocasión de cortar la primera cabeza a la hidra, y no cortará usted las restantes; ¿entonces, qué gloria puede recogerse en este campo desolado por estas fieras ? Nada queda en la República para un hombre de corazón».

La lista de calamidades del Poder Judicial es enorme. Desde la acordada que avaló el primer golpe de Estado al radical Hipólito Yrigoyen en 1930 en la historia al apoyo y complicidad con la represión ilegal de la última dictadura cívico/militar, pasando por la “Corte de los milagros” presidida por el menemista Julio Nazareno.

El sistema de justicia argentino a está compuesto por el Poder Judicial de la Nación y el Poder Judicial de cada una de las provincias. Integran también el sistema de justicia argentino el Ministerio Público Fiscal, el Ministerio Público de la Defensa y el Consejo de la Magistratura.

La organización judicial responde al carácter federal del Estado argentino. De este modo, existe por un lado una justicia federal con competencia en todo el país, que atiende en materia de estupefacientes, contrabando, evasión fiscal, lavado de dinero y otros delitos que afectan a la renta y a la seguridad de la nación. Por otro lado, cada una de las provincias argentinas cuenta con una justicia provincial que entiende en el tratamiento de los delitos comunes (también denominada justicia ordinaria), con sus propios órganos judiciales y legislación procesal. La justicia es ética, equidad y honradez.

En uso de sus facultades y desempolvando un artículo de la Constitución Nacional, el Presidente Macri designa de facto a dos ministros de la Corte Suprema de Justicia, quienes aceptan la ilegal propuesta y uno de ellos es Carlos Rosenkrantz, cuya trayectoria y antecedentes se ajustan a los tiempos que quieren retornar al confín de los tiempos coloniales. Este jurista, también porteño como los principales gobernantes, representó los intereses de Grupo Clarín, Musimundo, América TV, Avila Inversora, Cablevisión, La Nación, la Rural Predio Ferial de Palermo, Carbap, McDonald’s, las cerveceras Anheuser-Busch InBev, Quilmes y Grupo Modelo; Grupo De Narváez, Core Security Technologies, Panamerican Energy, Satlink, los Fondos de Inversiones GP, Aconcagua Ventures, HWF Capital y Pegasus; Arisco/Unilever; Control Systems Internacional; la desarrolladora inmobiliaria IRSA, las petroquímicas Dow y Cuyo, la trader Velleman & Tas BV, la transnacional de inspección, verificación, ensayos y certificación SGS; las empresas de medicina prepaga Total, Itoiz, Antártida, Galileo, Cruz Blanca, IMA y Buen Ayre; el fideicomiso de siembra Rumbo Norte; la minera canadiense Oromin; telefónica Claro y la empresa de integración telefónica por Internet Networld Communications Inc; el instituto universitario Escuela Argentina de Negocios.

Se reitera. Es lúcido, sensato, y consciente Mauricio Macri que la mitad del país no solo no lo votó sino que los reparos y prejuicios frente a su gestión son muchos. Preguntas y repreguntas en el año venidero 2016, Bicentenario de la Independencia.

(*) De Acá para Allá / Radio Gráfica

 

Comentarios

comentarios

Artículos ralacionados