Por Lucas Molinari (*)
Entre los regalos en el histórico encuentro entre Francisco y el Comandante Castro, hay que destacar “Fidel y la Religión” que estará entre los libros que tenga el Pontífice en su vuelta a Roma.
Escrito por Frei Betto en 1985, quien dialogó con el líder de la Revolución Cubana durante 23 horas. Vale rescatar fragmentos de esta charla que explicitan el pensamiento crítico de Fidel. Lejos del planteo dogmático de “la religión como opio de los pueblos”, expresa que marxismo y cristianismo tienen mucho en común. Además que en América Latina la comunión de ambas corrientes ideológicas es imprescindible.
En la introducción Frei Betto comenta el impacto que le causaron las declaraciones de Fidel en su encuentro con sacerdotes en Chile, durante la presidencia de Salvador Allende, en 1971. Allí planteaba “yo les digo que hay un gran punto de comunidad entre los objetivos que preconiza el cristianismo y los objetivos que buscamos los comunistas; entre la prédica cristiana de la humildad, la austeridad, el espíritu de sacrificio, el amor al prójimo y todo lo que puede llamarse contenido de la vida y la conducta de un revolucionario”. También aclaraba Fidel por ese entonces “Nadie puede decir que los cristianos fueron un freno” a la revolución, “como freno lo que surgió en los primeros momentos fue un problema de clases. No tenía nada que ver con la religión. Fue la religión de los terratenientes, de los ricos”. Luego destaca Betto que al final de la charla Fidel resaltó la importancia de una “alianza estratégica” entre marxistas y cristianos. Porque “no existen contradicciones entre los propósitos de la religión y los propósitos del socialismo”. A su vez el teólogo brasilero para acentuar el planteo del líder cubano escribe: “La Revolución Sandinista fue obra de un pueblo tradicionalmente religioso y contó con la bendición del obispado. (…). Los religiosos nicaragüenses insistían en que no se trataba de una alianza estratégica. Existía una unidad entre cristianos y marxistas, entre todo el pueblo”.
Más adelante, ya en el diálogo entre Fidel y Frei Betto se plantean las coincidencias entre la doctrina de la Revolución y de la Iglesia. Fidel comenta del diálogo que había tenido con obispos católicos norteamericanos. “Yo les dije, si la Iglesia fuera a crear un Estado, organizaría un Estado como el nuestro”. Y lo fundamentaba: “seguramente ustedes evitarían por todos los medios el juego de azar en un estado regido por los principios cristianos; nosotros hemos erradicado el juego. Ustedes no permitirían la existencia de limosneros y pordioseros en las calles; este es el único Estado de América Latina donde no existen ni limosneros ni pordioseros. Ustedes no admitirían un niño abandonado; en este país no hay un solo niño abandonado. Ustedes no permitirían un anciano sin ayuda, sin asistencia; en este país no hay ancianos sin ayuda, sin asistencia. Ustedes no permitirían la idea de un país lleno de desempleados, en este país no hay desempleados. Ustedes no admitirían las drogas; en nuestro país las drogas han sido erradicadas…”.
Dos fragmentos de Fidel que aportan al debate actual. En primer lugar hacia las izquierdas que tienen una mirada dogmática sobre la religión. ¿Cómo puede plantearse la construcción de poder popular desconociendo el rol de la fe? No sólo en Nicaragua han surgido de las parroquias militantes revolucionarios, también aquí en la Argentina. Y en este diálogo de 1985 Fidel es muy claro en exponer el ideario de la “justicia social”. Es allí donde cristianos y comunistas se encuentran. Claro que visto desde aquí, es el peronismo la tercera corriente que amalgama las otras dos. Podemos decir, que en las propias tradiciones populares encontramos los caminos hacia el futuro.
En segundo lugar, el otro planteo interesante de este libro es acerca del Estado. Fidel expresa los principios rectores de la administración revolucionaria. Que explica cómo el pueblo cubano, a pesar del bloqueo, de los “períodos especiales” pudo resistir. Claro que no son recetas para trasladar, pero sí para poner en debate, en un mundo donde el capitalismo produce cada vez más excluidos.
La coincidencia está. Porque el discurso papal de las “TTT: Tierra-Techo-Trabajo” que se escuchó este año en Bolivia, hizo un llamado a que las “organizaciones sociales construyan una alternativa humana a la globalización excluyente”. El ideario que parece esbozar es el mismo, el de la Justicia Social.
Finalmente es interesante poder entrever que a pesar que la amenaza imperial nunca cesó y siempre hostiga, estos encuentros expresan un tiempo histórico en que se proyectan las mejores tradiciones populares. De allí que poder encontrar las coincidencias, es una tarea de todo aquel que intente resquebrajar las bases de un sistema que sigue excluyendo para así dinamizar un proceso transformador que está en marcha.
(*) Periodista de Radio Gráfica. Punto de Partida