Malvinas como eje de debate. En Desde el Barrio la antropóloga Rosana Guber brindó su mirada sobre los procesos desmalvinizadores: «Las actitudes van cambiando con las generaciones. Las mismas buscan modelos y entender sin tantas ataduraras morales y políticas.»
Añadió que «hay mucho para hacer aún. La Guerra de Malvinas fue unilateralizada. Se convirtió en una cuestión de un régimen político y en verdad participó gente de todo el pueblo argentino. Tanto en el Teatro de Operaciones como en continente. Una guerra es un hecho complejo. Las perspecetivas no se terminan con escuchar el discurso del Presidente de la Junta Militar. Hay bastante más cosas para ver en un país en guerra. Malvinas fue el único conflicto armado que involucró a nuestro país como tal. Así que hay cosas para mirar. La perspectiva de los ex soldados, de las unidades de las tres fuezas o las mujeres en el frente, algo de lo cual no se sabía casi nada. Malvinas es una caja de Pandora. Cuando se abre la caja no se sabe que puede pasar.» Y advirtió: «Hay que estar abiertos a replantearse cosas. Fechas como la de hoy son muy buenas para repensar nuestras certezas».
Consultada por Carlos Aira y Carla Pelliza sobre que hemos hecho los argentinos con Malvinas, la investigadora del Conicet desarrolló: «Los argentinos hemos hecho muchas cosas con Malvinas, pero aún la posición sigue siendo bilateral: causa nacional anti-colonial versus mémora militar procesista. Es interesante la imagen que se ha construido de los soldados de aquella época. El soldado era civil pero bajo bandera. Una encrucijada porque desarrolló su adultez en democracia en un momento en el cual la sociedad no supo que hacer con Malvinas. Entonces es una posición muy interesante por lo paradójica. Es una guerra que encarna una causa nacional y popular construida por gente como José Hernández, Atahualpa Yupanqui, Los Cóndores del avión del 66 y a su vez una iniciativa político-militar de un régimen antipopular. Es la gran paradoja de Malvinas».
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