El Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires autorizó el uso de pistolas Taser X26 para la Policía Metropolitana. Las mismas tienen la capacidad de descargar 50.000 voltios durante 5 segundos.
Entrevistado en Desde el Barrio, el subsecretario de promoción de Derechos Humanos de Nación Carlos Pisoni criticó la compra de estas armas.
«Es un baldazo de agua fría sobre todo por la cercanía del 24 de Marzo», indicó haciendo mención al Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Pisoni explicó que «este fallo viene a revocar las anteriores decisiones que había tomado la justicia de la Ciudad. En los dos fallos se argumentaba que las neopicanas Taser eran un elemento de tortura».
Para sostener su rechazo a la implementación de las Taser «nos basamos en un informe del Comité contra la Tortura de la ONU que insta a los países a no comprar estas armas» sosteniendo que, aunque se denominen como ´no letales`, «son un elemento de tortura».
Asimismo, informó que sólo en Estados Unidos «más de 800 personas han muerto a causa del uso de esta arma». Estos decesos se dieron generalmente por factores secundarios como «problemas cardíacos o algunos síntomas de demencia», entre otros.
«Los agentes cuando disparan no preguntan si uno tiene un problema cardíaco o no», replicó.
En comunicación con Carlos Aira y Carla Pelliza, señaló que «las Taser no dejan marcas». Teniendo en cuenta que en el país «todavía hay torturas en cárceles y comisarias», consideró que darles a las fuerzas de seguridad «este tipo de herramientas nos parece una burla a la democracia».
El subsecretario de promoción de Derechos Humanos denunció que la Metropolitana tiene «una matriz ideológica represiva» que así actuó «en el Borda, el Barrio Papa Francisco y tantos otros hechos nefastos». Ante eso se preguntó «¿Qué hubiera sucedido si hubieran tenido este tipos de armas en el Borda?»
«A mis padres los secuestraron, desaparecieron y torturaron aplicándoles descargas eléctricas y no quiero que siga habiendo tortura en la Argentina. Estar discutiendo si podemos legalizar la tore es un retroceso muy grande», concluyó Pisoni.
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