junio 27, 2025

El primer Congreso

Por Emiliano Vidal*

El Gobierno nacional y gran cantidad de provincias y localidades resolvieron conmemorar la primera declaración de independencia del Río de la Plata, en la figura del más federal de todos los caudillos: José Gervasio Artigas.
Se trata del Congreso de los Pueblos Libres del 29 de junio de 1815, el cual será reconocido a lo largo de todo este año en cada acto administrativo, sanción de leyes, declaraciones y resoluciones.
Este Congreso, también conocido como ‘Congreso de Oriente’, ‘Congreso Oriental’ o ‘Congreso del Arroyo de la China», reunido en la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay, constituyó un acontecimiento de gran importancia histórica, cuya figura central fue el oriental Artigas, y los referentes de las provincias de Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Misiones y Corrientes, por supuesto sin la presencia de la poderosa portuaria Buenos Aires.
El Congreso representó un importante antecedente de lo que sucedería un año después, en Tucumán, el 9 de julio de 1816 y un continuador de lo que había sucedido 730 días antes: la Asamblea de 1813, de la que este 31 de enero se cumplen 202 años.
La Asamblea fue el primer acto que proclamó los derechos humanos en el territorio de la actual República Argentina, siendo la primera asamblea organizada en nombre del pueblo y no de la Corona española. Fue también una experiencia trunca tras las internas entre José de San Martín que buscaba la independencia definitiva y Carlos María de Alvear que miraba con un ojo puesto en Inglaterra. Y si bien es cierto que no alcanzó su objetivo central -declarar la independencia de España y sancionar una Constitución Nacional-, subsumida por el centralismo de Buenos Aires frente al federalismo democrático impulsado por Artigas, fue el principal evento de mayor participación de soberanía popular luego de mayo de 1810, y supo lograr abolir las torturas como método de proceso jurídico por parte de los sectores más poderosos.
La Asamblea del año XIII fue un proceso de marchas y contramarchas. Logró, a pesar de los intereses británicos y porteños, inculcar las ideas que comenzaron con la Revolución Francesa en 1789, de libertad, igualdad, resistencia a la opresión y también de protección de la propiedad privada, ideas que encendieron la lucha contra la monarquía y enfrentaron su concepción del poder total, que no tardaron demasiado en llegar a las colonias americanas.
Cada uno de sus sesiones fue avalada por los abogados y periodistas devenidos en revolucionarios, Manuel Belgrano y Bernardo de Monteagudo, aunque sin contar con todos los diputados de la Nación –por primera vez los presentantes fueron denominados así, en lugar de “los Pueblos”- y presionada por los intereses portuarios de Buenos Aires, la Asamblea logró dictaminar resoluciones que terminaron con procesos que venían de los tiempos de la Inquisición, además de aprobar el Escudo Nacional y encargar la composición del Himno Nacional Argentino.
Las sesiones de la Asamblea se realizaron entre el el 31 de enero de 1813 hasta el 26 de enero de 1815. No fueron en claustros cerrados. Fueron abiertas, a los pies del Cabildo, en el mismo lugar que el 25 de mayo de 1810, aunque con una gran presencia de público, entre dirigentes políticos de primera línea del gobierno nacional y de miles de ciudadanos comunes. Se abolió el mayorazgo, por el que se mantenía la unidad de los bienes de familia generalmente en cabeza del hijo mayor. También suprimió la mita y los yaconazgos, sobre trabajo gratuito de los indios en minas y en los campos. Se extinguieron los títulos de condes, marqueses y barones.
Esos días asamblearios se realizaron a poco tiempo que José de San Martín triunfara en San Lorenzo sobre los realistas y su poderosa flota proveniente de Montevideo. Cuatro meses antes, el abogado Manuel Belgrano había vencido a las fuerzas españolas en Tucumán, Salta, el 20 de febrero de 1813.
Los pueblos aprenden. Levantan su autoestima. Se conocen para saber quiénes fueron, para quererse, para ser. Revisan su historia a pesar del constante bombardeo de los contreras de siempre en el intento de ser un país soberano, más igualitario e industrial. De los pro británicos Carlos de Alvear del ayer a los políticos y juristas de hoy que coquetean con la embajada de los Estados Unidos y las corporaciones locales que responden al poder estratégico multinacional.
En la vieja leyenda escolar, la historia mitrista y el día a día de su diario La Nación, confinó a la Asamblea de 1813 como un hecho más. Sin embargo, sus resoluciones significaron el conjunto de medidas centrales del programa de la Revolución de Mayo, ideado por Belgrano e impulsado por su colega Mariano Moreno.
Mitre, en su afán de legitimar dependencia respecto a Gran Bretaña, pretendió que el programa de los hombres de Mayo era únicamente el comercio libre, cuando el relato real y no la historiografía oficial escrita por los vencedores de Caseros y sus continuadores, es la historia de un país en su lucha por su liberación de la dominación inglesa. La revolución en manos de San Martín y Belgrano continúa. El sueño de Artigas está latente. La batalla cultural, en el crecimiento de los medios populares, se está acrecentado. El recuerdo festivo del Bicentenario de la Revolución en 2010 pasando por el primer congreso popular, la Asamblea de la que se cumplen 202 años está en ese camino.

(*) Abogado y periodista. Conductor del programa “De acá para allá”-Radio Gráfica FM 89.3

Comentarios

comentarios

Artículos ralacionados