(Publicado el 27 de Octubre de 2010 en Télam)
Néstor Kirchner ha liderado un proceso nacional popular equivalente al disparado por Juan Domingo Perón entre 1945 y 1955. Si los contenidos resultan semejantes (y exitosos) las situaciones que los impulsaron no aparecen tan diferentes cuando se comprende que la vida colectiva se configura en trazo grueso.
Pues si la primera década infame eclosionó en 1945, la segunda lo hizo en el 2001. Esto es: el pueblo movilizado quebró en ambos casos la cerviz del régimen conservador e impuso un despliegue nacional popular profundo, atravesado por la justicia social.
En los dos esquemas, la tendencia inclusiva, con rasgos reparadores, campeó. Esto se debe al criterio orientador la política económica a través de la preeminencia de la política y de la intervención del Estado. También, a la persistencia de una actividad privada lerda para producir, vivaracha para recaudar, pero sobre todo dinamizada por el camino general.
Como no resaltar, cual vertebración, el espíritu latinoamericanista de ambas gestiones. El impulso del ABC ideado por Perón emerge a través de las décadas: resultó plasmado en el Unasur, versión potente y actual de aquella concepción.
También se observa continuidad en los cuestionamientos. Junto a los argumentos más conocidos (patotas, corrupción, autoritarismo) se desplazan otros con cierta complejidad (maquillaje, doble discurso, deshonestidad intelectual). En conjunto, un clásico de la cultura antiperonista.
Un puñado de distancias importantes objetan el planteo: mientras las masas de los 40 solicitaban carta de ciudadanía ante la expansión de la industria a través de la sustitución de importaciones, las de los 90 requerían empleo, atosigadas por la debacle neoliberal.
Esto llevó al gobierno peronista a dinamizar pero sobre todo a ordenar con sentido social la economía; en tanto, el kirchnerismo tuvo que forzar el despegue asentándose en el equilibrio de precios internos y externos, en el empleo de la renta agropecuaria para sostener las finanzas públicas, y en la reasignación de recursos, entonces si, con sentido social.
Los dos casos (uno con sesgo directamente industrial, el otro con dinámica asistida para llegar a ese fin) dieron cuenta de la rápida y gigantesca capacidad de recuperación del pueblo y el aparato productivo nacionales. Perón y Kirchner supieron comandar un gran país en momentos distintos pero hilvanados. Lo hicieron con estilo propio y con una creatividad asombrosa. No se ataron a recetas y triunfaron. Las personas de estas tierras los recordarán. La comparación no es vana para el lector atento: Néstor se ganó ese lugar.
* En ese entonces, gerente periodístico de la Agencia Telám
* Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Grafica