Hugo Omar Cañón, presidente –junto a Adolfo Pérez Esquivel- de la Comisión Provincial por la Memoria dialogó con Feos, Sucios y Malas sobre los linchamientos y el debate en torno a la Seguridad.
“Se ha puesto en la palestra algo que está subyacente en la sociedad y que tiene que ver con la violencia institucional (…), que tiene como única respuesta -frente al llamado problema de la inseguridad-, la brutalidad respecto al otro”, señaló Cañón. Así se configura al otro como un enemigo al que hay que apartar: “Están corriendo a un supuesto ladrón y paran los autos y bajan con palos (…), desgastan toda la energía que tienen para descargar esa bronca acumulada que ya se instaló en la interioridad de la sociedad, esta idea de que no se puede vivir más. Se instiga el miedo y las políticas de depuración social”.
En ese sentido, el abogado se refirió a discursos que han atravesado el debate público estas últimas semanas: “Los candidatos que están levantando estas consignas apuntan en última instancia a llegar al poder para luego desplegar este tipo de control territorial, golpeando desde el Estado (…), dándole legalidad a lo que hoy en día actúa de un modo clandestino con el gatillo fácil, con todo el procedimiento policial…”.“Ninguna mayoría va a ganar por esto, aunque mejore las encuestas”, agregó luego.
Sobre los hechos, se remitió a una línea historica en la cuál se castigó primero a las brujas, después a los comunistas, a los subversivos, los musulmanes y hoy al “pibito de la villa, morocho y con gorrita”. “Inclusive la actividad policial es el bloqueo de las villas, para que ´estos impresentables` no vengan a molestar en las zonas paquetas donde se desplaza la gente de bien”, ironizó Cañón .
“Los golpes de Estado en la actualidad no se realizan a través de los militares (…). Hoy la política de Estados Unidos ya no es la Doctrina de la Seguridad Nacional, sino la llamada Doctrina de la Seguridad Ciudadana y consiste en establecer inestabilidades en los gobiernos democráticos y sobre todo los del cono sur…”, remarcó.
“Creo que en estas épocas en que la gente se esconde tras las rejas y está pensando que a la vuelta de la esquina la van a apuñalar y que no se puede vivir más, se apunta a instalar esta idea de que hay que tener una autoridad muy fuerte, autoritaria, que termine con este desorden . Y el desorden tiene que ver con la convivencia democrática, porque la única forma de tener orden en el sentido estricto es a través de la muerte (…). Por eso creo que acá están en disputa dos modalidades de vida: una apuesta por la libertad o una apuesta por la muerte”.
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