
Hace calor en Granada. La hermosa Granada nicaraguense. La Gran Sultana colonial que se extiende majestuosa desde las orillas del Gran Lago de Nicaragua hasta la falda del volcán Mombacho. Son días de fiesta en ésta ciudad que se arroga ser cuna de poetas. Aquí vivió Rubén Darío. Esta es la tierra de Ernesto Cardenal. A una hora de Managua, cientos de jóvenes de toda América celebran el VIII Festival Internacional de Poesía. Alegría en las calles. Luces de colores, recitados, canciones y aromas.
Días de fiesta y lucha. Pueblo complejo, éste, el nica. Tuvo su revolución. Aquella que ingresó a Managua en 1979 derrocando al régimen dictatorial de la dinastía Somoza, apoyada sempiternamente desde Washington. FSLN. Frente Sandinista de Revolución Nacional. Hoy, Venezuela está presente. El gobierno sandinista está llevando adelante la campaña “Aquí está Chávez”. Se nota en las escuelas. Cada establecimiento educativo tiene en su entrada cartulinas, muy prolijas, con los colores venezolanos, guardas rojinegras, imágenes del bolivariano con sus más reconocidas frases revolucionarias.
21 de febrero. Viernes por la tarde con un calor propio de este lugar del mundo. Se cumplen 80 años del asesinato de Augusto Cesar Sandino. El mismo que puso a raya a los Marines estadounidenses desde 1927. Movilización popular en la Plaza de los Poetas. Junto al verde de los árboles, siluetas de los grandes poetas nicas con fragmentos de sus obras. En ésta plaza, como un gran patriarca, la estatua del General de los Hombres Libres con su inmenso sombrero chambergo.
Con la caída de febo, van llegando los militantes. Sobre el escenario, un enorme retrato de Sandino custodiado por flores y banderas nacionales. Por los parlantes suenan viejas canciones de Carlos Mejía Godoy. “Comandante Carlos Fonseca, vencedor de la muerte, novio de la patria rojinegra, Nicaragua entera te grita presente”. En la multitud se mezclan las generaciones. Por un lado chicos muy jóvenes – sobre todo chicas – . Por otro lado, luciendo pañuelos o ropa de combate, antiguos guerrilleros.
Se nota la presencia del estado. Vengo recorriendo Centroamérica. Guatemala, El Salvador, Honduras. Hay diferencias. Desde las tierras cultivadas, la limpieza y la educación pública. Desde 2006 gobierna Daniel Ortega. Daniel, a secas. Para bien o para mal. Para aquellos que tienen su rostro en remeras o calcomanías o para los que recuerdan ciertas controversias sexuales y las explicitan en las paredes.
Algo cambió en la política revolucionaria nicaraguense. “Gobierno de reconciliación nacional”, dicen los carteles oficiales. La iglesia católica, otro punto complejo. En días del primer gobierno revolucionario, la cúpula del FSLN tuvo un enfrentamiento frontal con el Vaticano. El gobierno popular tenía en sus filas varios sacerdotes identificados con la Teología para la Liberación. Aun se recuerda la compleja visita de Juan Pablo II a Managua. Año 1983. Hoy la estrategia ha cambiado. Los afiches oficiales sentencian con el slogan: “Nicaragua cristiana, socialista, solidaria”. Venezuela como espejo.
Comienza el acto. La juventud toma el escenario. Los combatientes agitan banderas y aplauden, pero sin subirse al escenario. Se emocionan. Levantan el puño. Escuchan atentamente. Rostros surcados por la historia. Le saco charla a uno de ellos. Viste camisa camuflada, boina roja y una docena de medallas. Me da la mano con ganas. Me presenta a sus compañeros. “Argentino, como el Che”, me dice a modo de cumplido. Hablamos de la Argentina de hoy. De nuestras historias y complejidades. Con dolor me recuerda la alianza de la Junta Militar e Israel apoyando a los contra revolucionarios. La Contra.
Sigue el acto. Sandino observa a la jovencita que tomó el micrófono. Emocionada, enumera actos de gobierno. Habla de derechos de niños y mujeres, planes de educación, trabajo territorial en los barrios. Revolución. Se habla de Venezuela. Muchas remeras con la imagen de Hugo Chavez. No asombra, pero me llama la atención. La jovencita, al borde de las lágrimas, pide un fuerte aplauso para el pueblo venezolano “que resiste el ataque yankee, como lo hizo nuestro general Augusto Cesar Sandino”.
El acto finalizó. Cae la tarde. Compro un raspado, helado hecho a base de hielo raspado y una salsa de frutilla. El viento que viene desde el lago nos deja respirar. Las familias juegan en la plaza. Detrás del monumento de Sandino, a unos diez metros, otra estatua. Camino hacia allí. Para mi asombro, es el General José de San Martín. Con mucho respeto, pido prestadas unas flores.
“Mientras Nicaragua tenga hijos que la amen, Nicaragua será libre”. “Váyanse al carajo, Yankees de mierda. Nosotros estamos resueltos a ser libres”. “Seamos libres, lo demas no importa nada”. Sandino, Chavez y San Martin. Un camino de liberación nacional.
Los poetas recitan. Las estrellas son claras en el cielo de Granada.
* Conductor de Desde el Barrio – Área Periodística de Radio Gráfica.