junio 27, 2025

Víctor Leopoldo Martínez «Una historia armada con íconos intocables»

El periodista Víctor Leopoldo Martínez conversó en Los domingos no son puro cuento acerca de varios temas de educación y cultura, que próximamente publicará en su libro «Guarda-polvos. Aorta pedagógica de la dependencia», de Ediciones El Emilio.

«Plasmé ahí treinta años de trabajo, de investigación, de algo que decías vos recién sobre el tema de la lectura. Alguien decía ‘se leyó el mundo para después escribirlo y después volver a leerlo’. Lo que pasa es que a veces cuando se lo escribió se lo escribió bastante mal y se lo leyó peor todavía. Busqué la forma de hacerlo lo más digerible posible porque son muchas cosas y muy fuertes las que nos pasan en educación. Hablar del tema es meterse con un mito sagrado. Las simulaciones académicas están muy internalizadas en todo el mundo. Y muchos viven de esas simulaciones», aseveró.

Añadió que «así como un momento señalábamos que la cuestión central estaba en los contenidos que se pueden volcar a nivel de enseñanza dentro de una institución. A mí me fascina el hecho de que el 6,7% por ciento del PBI se destine a educación, pero hay que parar la pelota y decir ‘Está bien seguir construyendo escuelas donde vamos a seguir metiendo docentes’… sin haber revisado por lo menos qué tipo de formación están recibiendo, si están en condiciones. Es un tema muy complejo. Por ejemplo, yo tengo un terrenito en una localidad en Catamarca, y ahí el cumpa que trabaja conmigo construyendo la casa tiene una especie de hijita adoptada. Entonces me dice ‘Mire don Víctor, ¿no me puede conseguir el libro de inglés?’, porque la maestra le exige el libro de inglés. Y le traje el libro de inglés. Y yo con Luciana (así se llama la nena) converso y ella no conoce nada del lugar, ni sabe su historia. Y está aprendiendo cosas que no tienen nada que ver con ella».

«Uno de los profesores que yo tuve – recordó Leopoldo Martínez, de pedagogía, nos dijo ‘Muchachos, ustedes van a ser maestros. Si ustedes no encuentran belleza en el hilito de agua que baja de nuestra montaña y a esa belleza no la saben transmitir, dedíquense a otra cosa’. Y ahí me di  cuenta que el asunto pasaba por otro lado. Yo repetía como loro quiénes fueron los siete reyes de Roma. Me lo aprendí de memoria pero, ¿en qué me cambiaba la vida a mí eso? En nada.  En cambio, nadie me contó nada de Juan Celemín, a quien le decían el Tigre de Los Andes. Si yo lo hubiese mamado de chico a eso en Catamarca seguramente hoy tendríamos otra visión de la cuestión. Crecí mirando a la cosmopolita Buenos Aires, que a su vez vivía mirando a Europa. Entonces por carácter transitivo todos mirábamos a Europa.»

«Lo que yo trato de hacer en el libro es contar historias mías y de colegas como docentes, señaló. Trato de poner la educación primaria, media y universitaria. Está todo el tema de la educación rural. En un capítulo que titulé ‘Aroma de Jarillal’ conté una historia muy triste y muy graciosa al mismo tiempo. Porque trato de poner en ese capítulo la historia que me cuenta un compañero mío, de un lugar donde no había nada. Donde era él, las veinte o treinta familias que vivían ahí alrededor de la escuelita y la escuelita. Entonces, ¿cómo hace y cómo piensa un ministro provincial esa realidad? ¿qué hace y cómo piensa un ministro de educación de la nación de esa realidad? Porque ese lugar está inmerso en una provincia y en una nación. ¿En qué medida un tipo puede ir a decir’«.

Completó que «es fundamental empezar a tomar conciencia de que en este momento la cuestión educativa se está desplazando hacia los medios de comunicación. Porque concretamente dentro de un establecimiento educativo lo que trabajan los docentes son algunas horas. Frente a un aparato de televisión se pasa mucho tiempo y el aparato está bombardeando todo el tiempo. Eso hace más caótica la situación. Y después no existe la decisión de cambiar la visión del problema. Y hay muchas excusas que se utilizan para eso. Nosotros no tenemos en los medios de comunicación a un tipo como [Norberto] Galasso pero sí tenemos a un [José Pablo] Feimann. Hoy en día se sigue trabajando con resabios de lo que fue el proyecto de 1880. La visión de la Historia es una visión culturosa, civilizada, prolijita, y la historia de Argentina y de América es otra. Es totalmente distinta, está más vinculada a lo popular. Está más vinculado al hacer diario. Ese hacer lo conecta al hombre con su medio».

Finalmente enfatizó «se ha vendido una historia formada y armada con íconos intocables. En un artículo que escribí el año pasado en un diario de Catamarca comparé la gesta de San Martín con la gesta de Perón. «Convenció a cinco mil hombres de cruzar la Cordillera de los Andes.» ¿Tan tarados eran los cinco mil chabones?, porque yo quiero proponérselo a cualquiera hoy en día. Ahora, traspolando eso al 17 de octubre, 300.000 personas pidiendo por Perón, ¿eran todos perejiles?, ¿lo que había hecho Perón entre el ’43 y el ’45 no cuenta? Entonces quitarle valor a todo eso es, como decía [Rodolfo] Kusch, la negación del pensamiento popular. En algún momento tenemos que hacer cirugía en serio. Hay tipos como [Fernando] Niembro que tenían escuelas de periodismo. Tenemos la norma, que es la Ley de Medios pero también un montón de pibes que se siguen formando en escuelas que son perversas y siguen trabajando en consecuencia. Es una profesión liberal pero eso también es producto de una educación, de una formación, y tenemos que asumirlo. Entonces es muy complejo el tema pero al mismo tiempo hay una especie de dejo de cobardía. La editorial nuestra la tuvimos que inventar. Nosotros, los compañeros de la Cátulo Castillo, producíamos una revista impresa, no nos dio el cuero y después seguimos con la editorial El Emilio, porque nadie nos quiere publicar. Lo vendemos nosotros porque no nos queda otra.»

MG / GF / RG

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